"Cubano es más que blanco, más que negro: dígase cubano y se habrán dicho todos los derechos".
José Martí
¿Qué es patria? ¿Qué es nación? ¿Qué nos hace mejores patriotas?
Patria no es un pedazo de tierra debajo del cielo. Son muchas las cosas que nos unen y nos hacen vivir como nación. Es la gente, el pueblito donde nacimos, la lluvia en el cafetal, el cantío de los gallos al salir el sol, la comida caliente cuando nos sentamos en la mesa, el calor abrazador que nos hace sudar y nos invita a disfrutar del río y el mar. Son 500 años de historia común, siglos de esfuerzos por construir un país que hasta el siglo XV no existía.
Fue un proceso largo y escabroso el que nos trajo hasta aquí. Desde los indios, la llegada de los primeros españoles, el nacimieno de los criollos, el surgimiento de la conciencia nacional, la abolición de la esclavitud, la conquista de la independencia, la república y, por último, la era comunista (socialista, revolucionaria, estalinista o como quiera llamarse).
Desde 1959 para ser cubano no es suficiente nacer en Cuba. Para serlo es preciso someterse a la ideología oficial y aceptar el gobierno de la dinastía de los Castro. Por 50 años los cómplices de la dictadura han sido patriotas, héroes, revolucionarios, el pueblo. A los que no han comulgado con la ignominia se les llama burgueses, lumpens, gusanos, contrarrevolucionarios, vendepatrias, terroristas, traidores, oligarcas. La descalificación como arma política sólo denota la ausencia de argumentos del tirano para sostener el régimen por la vía de la ilustración y el diálogo.
Mientras una ideología, articulada por un pequeño grupo, rija las relaciones sociales existirán los marginados y excluidos. Eso ha pasado a lo largo de la historia y pasa aún en las sociedades cerradas como la cubana. No somos más libres por habernos librado de un sistema para convertirnos en esclavos de otro aun peor.
No existen motivos para ridiculizar, perseguir, maltratar, discriminar, matar, reprimir, golpear, desacreditar. Cuando un cubano agrede a otro lo hace contra sí mismo. Eso es autodestrucción, canibalismo social. Es hora de escuchar los argumentos del prójimo, descubrir lo que nos une y no lo que nos divide.
Fue el destino, o acaso la providencia, quien nos hizo nacer en este era y en esta tierra. Somos un grupo humano que coincidimos en tiempo y espacio para cohabitar bajo el mismo cielo. No existe virtud alguna lo suficientemente fuerte como para hacernos mejores patriotas. Todos somos cubanos sea cual sea nuestra orientacion personal o preferencias políticas.
En la Cuba del futuro todos vamos a tener participación en la vida social y juntos decidiremos los destinos de la nación. Se creará un sistema constitucional y legal lo suficientemente democrático como para proteger todos los derechos de todos los cubanos. En esa Cuba no habrán ni revolucionarios, ni gusanos, ni comunistas, ni capitalistas, ni izquierdistas ni derechistas. Sólo habrán cubanos construyendo un futuro mejor para sus hijos.
Dios, Patria y Libertad
¡Viva Cuba Libre!